Inicio

  • Grissel Gómez Estrada (México) / La ruta de la lluvia

    Romper espejos

    ¿Cuál espejo es el tuyo, mujer?
    De todas las gotas que forman
    el mar de tu cuerpo,
    de todas las ondas que tejen
    tu diamante de espejos,
    de esa cascada de carne,
    de esa margarita que tiembla a cada mirada
    y se enfrenta en forma de lanza
    a leones que pululan como hormigas,
    de todas ellas,
    ¿quién eres tú?

    Tienes tres espejos delante.
    Uno gira y salta, camina solitario por las calles
    y te gusta;
    a veces se queda callado y llora.
    Y yo, que no tengo más melodías,
    manejo la casa, las piernas, la sangre y la leche
    entre chatarra y vino,
    hábilmente,
    convencida,
    mientras el tercer espejo observa,
    observa en la zaga del camino
    del que sigue a la multitud temblando,
    (porque todos tiemblan, Grissel).
    Qué decir de los espejos que rompiste
    en el camino,
    hace años y años,
    antes de nacer
    antes de que se escribiera mi encuentro contigo,
    antes de que el tercero supiera
    que tiene las manos llenas de tinta
    y su misión en este mundo
    es escribir en papelitos rotos
    y romper espejos.

    La mañana en que me besaras

    Tantas voces sobre el dolor que gimen,
    por siglos martillando la cabeza,
    me demandan silencio, sin embargo,
    soy gotitas que toman otro cauce.
    Pero tu piel de vitral el deletreo
    no palpa, no oye, ni intuye los gritos.
    Con prurito, entonces, las gotitas
    humedecen este papel en blanco,
    cantan a ti: rumiante que silencios
    engulle: autista, brida.
    Las gotas inventan un cerro rojo
    se vuelven tormenta que arrancará
    tu casa con su lluvia colérica.
    Pero podrían ser, por ti,
    girasoles gigantes
    que dieran sombra a tu atadura,
    turba de notas,
    alacranes defendiendo tus ojos,
    en la mañana estival en que me besaras.

    Otra vida

    Camina vestida de lirio
    y embruja:
    la ruta de la lluvia
    es vida para los muertos,
    resurrección,
    astros cayendo hacia el imán de tu presencia,
    hacia ti que eres lirio
    y escorpión,
    cascada,
    cascada de luces,
    hacia ti,
    invento de ti misma,
    que no existes más que en tu palabra
    y sobre el puente de arco
    danzante bajo tus pies.
    Alimenta esta celda,
    estos barrotes cuna de serpientes,
    hombres barbados
    y mujeres mutiladas;
    contempla esta arena que succiona la noche,
    y mira,
    mira la Luz que tuviste entre los dedos,
    la Luz saliendo de tus ojos;
    mira al Sol ser fuego y nube cada madrugada,
    mira la sedienta marcha de las montañas
    y el rostro de la tierra abriéndose a tu paso,
    abriéndose para ti y tus parpados de luz,
    abriéndose en tus sentidos para beber la vida
    y tragar el perfume del jazmín.
    No olvides esta muerte que mantiene el fuego en tus ojos,
    este laberinto que se escurre
    gotea, bala hacia la luna:
    un mar, otro mar, otro rostro de otoño y vientos
    mujer lirio, mujer luz,
    mujer laberinto que busca su propia salida,
    árbol frutal, árbol sangrante,
    aprehende el sembradío que gotean tus ojos
    el trayecto de la palabra
    que desgarra, que deshace los vientos
    para entregarse a ti
    en una pelea a muerte,
    en la angustia de conocer el cosmos,
    el río,
    y el olvido.
    Imagina la luz de otros ojos que no existen,
    que nunca han existido
    sino en el coito de tus laberintos
    y sus senderos,
    recuérdalo todo,
    aunque sangre el mar,
    y suspira,
    porque la melancolía es la senda
    de otras aguas bautismales.

    Fragmentos

    I.

    Distendidas
    estas alas en reposo
    han soltado lentamente
    las sogas hambrientas de tus dedos

    II.

    No es este clavo
    es la presencia oscilante del desierto
    cadencia rojiza
    que vibra en murmullos
    murmullos calientes
    apenas si pasan

    no es este clavo

    III.

    Labios
    de una línea apenas
    decretando el aparcado final

    IV.

    Distendidas
    estas alas en reposo
    sobre espuma
    han soltado lentamente
    las sogas con hambre de tus dedos.

    V.

    Tal vez quisieras haber nacido en este cuerpo
    como rama
    pero desmontas en silencio
    hace un calambre desmontas en silencio
    hace un árbol desmontas en silencio
    hace una estalactita desmontas en silencio

    VI.

    Precipitadas aureolas en selvas de virgen
    suma el aura de tus pesadillas
    aullido: senda en tu transitar sin luna
    Alguien debe llegar antes
    Alguien debe saberlo

    VII.

    Distendidas
    sobre espuma
    estas alas
    han soltado lentamente
    las sogas con hambre
    de tus dedos.

    Nuevas salidas de la condesa sangrienta

    I

    Para variar, oscurece.
    Podemos salir, si apeteces del sol la lisonja.
    Hoy hay buen cine.
    Caminemos por ahí, quizá.
    Tu espalda vacila, ante los albores del alba.
    Yo temo: no vaya a ser que me deshaga ante la luz.
    Se correrá el riesgo por tu dorso como de sueño antiguo.
    Casi veo correr la sangre en él.

    II

    Te invito a revelar tu magia.
    Supón que mi cuerpo sufra
    metamorfosis entre tus manos.
    Supón que mi sudor sea tu elixir.
    Supón que esta piel, que se eriza ante ti,
    sangrará al volverse efigie de tus deseos.
    Supón que el acto brutal de la penetración
    me convierta en doncella o ángel
    y que mis colmillos se queden clavados en tu cuello
    hasta que acabe el sortilegio,
    o que mis garras se hundan en tus costillas
    hasta desaparecer dentro de ti.
    Entonces deberé cuidarme.
    Pero esta vez, el pantano puede esperar.

    (Grissel Gómez Estrada nació en Ciudad de México, en 1970. Publicó los libros de poesía “Los clavos de fuego de la noche”, “Poemas de neurosis y antineurosis”, “Otra vida” y “La vampira despliega sus alas”. Poemas suyos están incluidos en varias antologías. Es doctora en Letras Mexicanas, graduada en la Universidad Nacional Autónoma de México. Ganó el premio de poesía de la Universidad Autónoma de México, en 1996, y el segundo lugar en el Premio Nacional de Poesía Efraín Huerta, al año siguiente. Es también ensayista y especialista en la tradición oral mexicana).

Declarada de interés cultural (2014)

Logo del Ministerio de Cultura