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Vallejo, autor de la obra “más relevante” de las letras peruanas
Poetas, académicos y críticos destacaron una vez más el gran legado del poeta, en un nuevo aniversario de su fallecimiento.
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Es necesario volver a lo analógico y real, según Berasategui
La poeta y artista visual dirige el festival Nudo, en Barcelona, que atravesó la pandemia y carece de apoyo estatal.
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Bonnefoy y Pizarnik, puente poético entre Francia y Argentina
Abisinia Editorial, presente en Argentina y Colombia, publica un ensayo sobre el vínculo del que fue partícipe también Ivonne Bourdelois.
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Poesía para vivir con más conciencia, dice el español Ceniceros
El autor publica “Habrá poetas”, libro en el que dice haber superado la rabia que se observa en obras anteriores.
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Todos pueden ser escritores: optimismo del peruano Martos
El poeta interpreta que la secuencia que siguen las personas hasta que logran hablar es evidencia de una capacidad excepcional.
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Lola López encarna a su amiga, Paca Aguirre
La actriz española asumió la dramaturgia de “Encendidas”, para la cual se basó en poemas y prosas de Paca (1930-2019).
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Rosalía de Castro (España) / Incierto reflejo que alumbra
Del rumor cadencioso de la onda…
Del rumor cadencioso de la onda
y el viento que muge;
del incierto reflejo que alumbra
la selva o la nube;
del piar de alguna ave de paso;
del agreste ignorado perfume
que el céfiro roba
al valle o a la cumbre,
mundos hay donde encuentran asilo
las almas que al peso
del mundo sucumben.Estaciones
Adivínase el dulce y perfumado
calor primaveral;
los gérmenes se agitan en la tierra
con inquietud en su amoroso afán,
y cruzan por los aires, silenciosos,
átomos que se besan al pasar.
Hierve la sangre juvenil; se exalta
lleno de aliento el corazón, y audaz
el loco pensamiento sueña y cree
que el hombre es, cual los dioses, inmortal.
No importa que los sueños sean mentira,
ya que al cabo es verdad
que es venturoso el que soñando muere,
infeliz el que vive sin soñar.
¡Pero qué aprisa en este mundo triste
todas las cosas van!
¡Que las domina el vértigo creyérase!…
la que ayer fue capullo, es rosa ya,
y pronto agostará rosas y plantas
el calor estival.
Candente está la atmósfera;
explora el zorro la desierta vía:
insalubre se torna
del limpio arroyo el agua cristalina,
el pino aguarda inmóvil
los besos inconstantes de la brisa.
Imponente silencio
agobia la campiña;
sólo el zumbido del insecto se oye
en las extensas y húmedas umbrías;
monótono y constante
como el sordo estertor de la agonía.
Bien pudiera llamarse, en el estío,
la hora del mediodía,
noche en que al hombre de luchar cansado
más que nunca le irritan,
de la materia la imponente fuerza
y del alma las ansias infinitas.
Volved, ¡oh, noches de invierno frío,
nuestras viejas amantes de otros días!
Tornad con vuestros hielos y crudezas
a refrescar la sangre enardecida
por el estío insoportable y triste…
¡Triste!… ¡Lleno de pámpanos y espigas!
Frío y calor, otoño o primavera,
¿dónde…, dónde se encuentra la alegría?
Hermosas son las estaciones todas
para el mortal que en sí guarda la dicha;
mas para el alma desolada y huérfana,
no hay estación risueña ni propicia.Los unos altísimos…
Los unos altísimos,
los otros menores,
con su eterno verdor y frescura,
que inspira a las almas
agrestes canciones,
mientras gime al chocar con las aguas
la brisa marina de aromas salobres,
van en ondas subiendo hacia el cielo
los pinos del monte.De la altura la bruma desciende
y envuelve las copas
perfumadas, sonoras y altivas
de aquellos gigantes
que el Castro coronan;
brilla en tanto a sus pies el arroyo
que alumbra risueña
la luz de la aurora,
y los cuervos sacuden sus alas,
lanzando graznidos
y huyendo la sombra.El viajero, rendido y cansado,
que ve del camino la línea escabrosa
que aún le resta que andar, anhelara,
deteniéndose al pie de la loma,
de repente quedar convertido
en pájaro o fuente,
en árbol o en roca.Recuerda el trinar del ave…
Recuerda el trinar del ave
y el chasquido de los besos;
los rumores de la selva,
cuando en ella gime el viento,
y del mar las tempestades,
y la bronca voz del trueno;
todo halla un eco en las cuerdas
del arpa que pulsa el genio.Pero aquel sordo latido
del corazón que está enfermo
de muerte, y que de amor muere
y que resuena en el pecho
como en bordón que se rompe
dentro de un sepulcro hueco,
es tan triste y melancólico,
tan horrible y tan supremo,
que jamás el genio pudo
repetirlo con sus ecos.Yo no sé lo que busco eternamente…
Yo no sé lo que busco eternamente
en la tierra, en el aire y en el cielo;
yo no sé lo que busco; pero es algo
que perdí no sé cuando y que no encuentro,
aun cuando sueñe que invisible habita
en todo cuanto toco y cuanto veo.
Felicidad, no he de volver a hallarte
en la tierra, en el aire, ni en el cielo,
y aun cuando sé que existes
y no eres vano sueño!(Nació en Santiago de Compostela, en 1837. Es considerada una autora destacada en España en el siglo XIX. Desarrolló su obra en gallego y castellano. Su poesía se apoya en los dones de la naturaleza, pero no como mera contemplación, sino en conexión con las vivencias humanas más profundas. Una de las obras que evidencian esta fusión es “En la orillas del Sar”, publicada por primera vez en 1884 y reeditada recientemente, en 2023. Antes, en 1863, había publicado el libro de poemas “Cantares gallegos”, que es considerada la primera gran obra literaria editada en esa lengua. Es considerada pionera en la poesía dedicada a la defensa de la naturaleza. Los poemas “Los robles” y “Jamás olvidaré” expresan indignación por la tala indiscriminada en el bosque Banquete de Conxo, al sur de Santiago de Compostela. La poeta murió en Padrón, en 1885).
Declarada de interés cultural (2014)